Quisiste tanto conjurar la soledad y desterrar el desamor. Pusiste tanto empeño, tanto traginaste por los laberintos de tu intimidad y bajo los cielos cargados de racimos de lucecitas...
Hiciste tanto; quisiste tanto...
No sé si te faltaron fuerzas, o tal vez el tiempo fue tan mezquino que no te dio una segunda oportunidad... O quizás volaste tan alto que todos te perdieron de vista, cegados por las estrellas disfrazadas de bombitas de colores.
Pobre mi alma, que quiere alcanzarte aunque no sepa volar...
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